El origen del pueblo vasco ha sido objeto de debate histórico y científico durante décadas, centrándose en sus características lingüísticas y genéticas únicas. En 1997, los inmunólogos Antonio Arnaiz-Villena y Jorge Martínez Laso publicaron un estudio que sugería similitudes genéticas entre los vascos y las poblaciones bereberes del norte de África, identificando un haplotipo específico (A11-B27-DR1) único de los vascos. Esta hipótesis enfrentó críticas de la comunidad científica, incluidos expertos como Luigi Luca Cavalli-Sforza, Alberto Piazza y Neil Risch, quienes cuestionaron la metodología de basarse en un solo marcador genético. Estudios genéticos posteriores revelaron diferencias significativas entre vascos y bereberes, particularmente en el ADN mitocondrial y los análisis del cromosoma Y. Lingüísticamente, no se admite actualmente una relación directa entre la lengua vasca (euskera) y las lenguas bereberes. Las sugerencias iniciales de similitudes por parte de lingüistas como Hugo Schuchardt se han atribuido a préstamos lingüísticos del latín o a semejanzas coincidentales. La hipótesis predominante entre genetistas y antropólogos apoya la continuidad paleolítica y el relativo aislamiento del pueblo vasco. Estudios de Bryan Sykes y Stephen Oppenheimer sugieren que la ascendencia vasca está arraigada en Europa occidental, sin evidencia sólida de una migración histórica significativa desde África.
Estudios genéticos debaten los orígenes vascos: Desde vínculos norteafricanos hasta la continuidad europea
Edited by: Anna 🎨 Krasko
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