Vivere asume que cada persona es única y tiene potencial. La educación secundaria se basa en los principios de la educación democrática, es decir, el aprendizaje autodirigido y la igualdad.
Dentro de los marcos y expectativas existentes, los estudiantes aprenden a lidiar con la libertad y la responsabilidad. Se les guía, apoya y desafía en su desarrollo cognitivo, físico y socioemocional basado en la confianza.
Autonomía del estudiante: En Vivere, los estudiantes deciden en gran medida su propio horario diario. No hay clases tradicionales, exámenes ni programas fijos; en cambio, la escuela se adapta a los intereses de los estudiantes.
Estructura diaria: El día comienza y termina con un círculo donde los estudiantes discuten los planes para el día. Usan un tablero de planificación para organizar sus actividades, que pueden incluir temas como bushcraft, deportes o preparar sus propias lecciones.
Entorno de aprendizaje: La escuela está dividida en diferentes "secciones" (educación primaria, media, superior y secundaria) pero sin estructuras de clases rígidas, lo que permite la interacción entre edades mixtas.
Espacios de aprendizaje: Hay áreas únicas disponibles como una cocina, un laboratorio de tecnología y una sala de manualidades, lo que fomenta el aprendizaje práctico. Los libros son las fuentes de información más importantes que los dispositivos digitales.
Política de tiempo frente a la pantalla: a diferencia de algunas escuelas democráticas, Vivere limita el tiempo frente a la pantalla, aplicando una política más "antidemocrática" con respecto al uso del teléfono móvil para evitar la distracción digital excesiva.
Horario operativo: la escuela funciona durante 51 semanas al año y los estudiantes tienen 60 días de vacaciones para programar como mejor les parezca, aunque hay horarios escolares fijos para ciertos días.
Enfoque en la pasión: la filosofía central es ayudar a los estudiantes a seguir sus pasiones en lugar de un camino educativo prescrito. Esto incluye permitir que los estudiantes elijan si desean realizar un examen de fin de año, que tiene más que ver con la preparación para posibles transiciones a otras escuelas.
Evaluación del aprendizaje: en lugar de las pruebas tradicionales, Vivere utiliza períodos de reflexión cada tres meses para evaluar el progreso hacia los objetivos de aprendizaje individuales, lo que fomenta una experiencia educativa más personalizada.
Este enfoque contrasta significativamente con los sistemas educativos tradicionales, que se centran en la personalización, la elección del estudiante y la búsqueda de la pasión por encima de los puntos de referencia académicos convencionales.