Una reciente investigación publicada en The Lancet Psychiatry por expertos de la Fundación Champalimaud y del Centro Médico Universitario de Groningen (UMCG) ha identificado importantes lagunas en la descripción de los tratamientos psicoterapéuticos que utilizan psicodélicos.
Los investigadores argumentan que estas lagunas podrían dificultar la aplicación efectiva y segura de este método, enfatizando la urgente necesidad de descripciones más estandarizadas en estas intervenciones psicoterapéuticas. Proponen una lista de verificación que detalla todo lo que debe ser descrito en proyectos futuros.
Albino Maia, investigador de la Fundación Champalimaud y uno de los autores del estudio, explicó a Lusa: “La cuestión radica en la definición del protocolo y en la descripción suficiente necesaria para cumplirlo.”
La psicoterapia psicodélica está ganando terreno como un enfoque prometedor para tratar a pacientes con trastornos psiquiátricos cuando los tratamientos convencionales son insuficientes. Sustancias como la psilocibina (encontrada en los hongos mágicos), el MDMA (conocido como éxtasis), el LSD (conocido como ácido) y la ayahuasca (utilizada como té) han mostrado potencial en el tratamiento de trastornos depresivos, trastorno de estrés postraumático (TEPT) y algunas adicciones a drogas.
A pesar del creciente interés, hasta la fecha, ninguna agencia reguladora importante ha aprobado los psicodélicos para uso médico específico. Por lo tanto, el acceso a estos tratamientos sigue siendo limitado a ensayos clínicos, prescripciones fuera de etiqueta o programas de acceso especial.
En el Servicio Nacional de Salud, ya hay hospitales que están realizando tratamientos con sustancias psicodélicas, por ejemplo, para casos de depresión resistente.
Los investigadores realizaron una revisión sistemática de 45 estudios que involucraron a 1,464 participantes para evaluar qué tan bien se informaron las intervenciones psicológicas. Maia explicó a Lusa que cuando la descripción de la intervención psicoterapéutica es insuficiente, no se puede entender “si los instrumentos para la aplicación de un protocolo estándar existen”, y quienes deseen reproducir lo que está descrito “no tienen instrumentos para hacerlo”.
El investigador también subrayó la importancia de la eficiencia y, sobre todo, de la seguridad en estos tratamientos: “Estamos hablando de sustancias que provocan alteraciones del estado de conciencia y que, como tal, tienen un impacto extraordinariamente importante sobre la fragilidad que se induce en el individuo.”
Reconoció que en algunos ámbitos “la descripción es un poco mejor”, citando el tratamiento del TEPT con MDMA como ejemplo: “Detrás de esos estudios hay un único promotor y un único manual”, justifica.
En este caso, dado que se utilizaba el mismo manual en los diversos estudios, “los procedimientos eran más parecidos (...) y la calidad del reporte era mejor”.
“Pero incluso eso, no era una calidad de reporte muy buena, era media”, explicó, añadiendo que “continuaban faltando muchos elementos”, lo que llevó a la agencia reguladora estadounidense (Food and Drug Administration -- FDA) a rechazar el verano pasado la aprobación de la terapia asistida por MDMA para el TEPT.
Esta decisión estará relacionada con la forma en que se administró la psicoterapia en los estudios presentados a la FDA.
Y, según el investigador, es precisamente el hecho de que la psicoterapia se informe de manera clara y consistente lo que puede avanzar este tipo de tratamientos.
A pesar de todo, dijo, el reporte está mejorando, pero insistió en la importancia de poder avanzar más rápidamente, sobre todo para el bien de quienes se benefician de estos tratamientos, los pacientes: “Estamos hablando de estudios que se están realizando para intentar responder a circunstancias en las que hay muy pocas alternativas. Y los pacientes y las enfermedades no esperan.”