Agentes de IA desafían la conciencia humana: dilemas éticos e implicaciones futuras

Los agentes de inteligencia artificial (IA) son entidades de software que realizan tareas de forma autónoma o semi-autónoma al interactuar con los usuarios y su entorno. Estos agentes pueden aprender, adaptarse y tomar decisiones basadas en los datos que recopilan, la información que relacionan y el conocimiento que agregan, lo que lleva a una forma de 'sabiduría máquina' que desafía las nociones tradicionales de inteligencia suprema.

El 'homo sapiens' está reconociendo cada vez más la utilidad de los recursos de aprendizaje a través de herramientas como Gemini, Claude, Perplexity, Co-Pilot o ChatGPT. Mientras tanto, el 'homo faber' (el constructor) tiene la oportunidad de coexistir y colaborar en plataformas de desarrollo como CrewAI, LangChain o AutoGen.

A pesar de las potenciales oportunidades y la creciente intensidad tecnológica resultante de los avances en inteligencia de máquina, la humanidad debe utilizar los instrumentos del pensamiento para preservar un bien supremo: el mantenimiento del equilibrio físico y mental—la libertad.

Las inteligencias de máquina, en línea con las teorías de Turing, pueden revelarse como benévolas, agresivas o neutras. En cualquier caso, debemos considerar el consecuencialismo que llama a la acción humana. Sin embargo, tal acción solo será efectiva si los individuos comprenden la fenomenología de las esferas inteligentes y cómo las inteligencias de máquina nos perciben y se involucran con nosotros en una intersubjetividad bidireccional de 'humano-IA y IA-humano.' Aquí, la razón y la contingencia expresan una voluntad libre de autonomía que, paradójicamente, también debe admitir la heteronomía, sin renunciar al imperativo categórico y a una ética dual y progresiva para las inteligencias de máquina.

Aunque se reconoce que la inteligencia es el alma de la libertad (Husserl), al 'homo technologicus' no le basta con algoritmizar y hacer autónomos incluso los protocolos más benignos como la normatividad y una ética o praxis normativa. La resolución de dilemas éticos, como consecuencia del progreso tecnológico y la regresión de valores, exige la anticipación de la tasa de cambio y la evaluación de las implicaciones para el Hombre Ético en una Sociedad Ética.

Si bien esto es importante, los dilemas éticos no se resuelven simplemente mediante la redacción y aplicación de normas técnicas como la ISO 42001, que establece prácticas fundamentales internacionales para que las organizaciones desarrollen IA de manera explicable y responsable, esperando que los seres humanos y las instituciones se proyecten en un conjunto no negociado de prácticas.

Esto no sucederá, y, incluso leyes como la Ley de IA en Europa (EU AI Act), que de alguna manera pretenden una gestión efectiva del riesgo para las personas, instituciones y la sociedad, pueden sucumbir ante las 'Fuerzas de la Inteligencia' de las interacciones humano-máquina que nos rodean y determinan la elevación de la conciencia para un reconocimiento e interpretación de realidades emergentes, utilizando una ética de la Conciencia para la realización de una Conciencia Ética.

A medida que avanzan las posibilidades, la complejidad de cuestionar y la preparación para lidiar con dilemas emergentes en una ética progresiva aumenta:

  1. ¿Cómo gobernar el impacto de las IA sobre el empleo y las cuestiones sociales que plantea la reestructuración de los mercados laborales autónomos?

  2. ¿Pueden las IA contribuir a nuevas formas de organización del trabajo sin violar los derechos de la fuerza laboral en colaboración con las 'inteligencias de máquina'?

  3. ¿De qué manera y en qué escala pueden las IA afectar la agencia (moral), autonomía o responsabilidad de los trabajadores?

  4. ¿Cómo negociar el trabajo oculto, la supremacía y el creciente poder socioeconómico sobre las personas?

  5. ¿Cómo podrían las IA afectar la oportunidad de realizar un trabajo útil y significativo para el equilibrio personal y social?

Más allá de los cuestionamientos fundamentales, es crucial no paralizarse y proceder en dos niveles: por un lado, creando acciones para difundir contextos y prácticas para un uso efectivo de las Tecnologías Cognitivas; y, al mismo tiempo, diseñando una ética progresiva para el uso racional de las Tecnologías de la Imaginación y de Expansión de las Inteligencias, tanto naturales o bioeficientes como artificiales, construidas a partir de información de la naturaleza con 'biomímicas' en xenobots, inteligencias organoides y sistemas neuro y glia-computacionales.

La exigencia y la consistencia no pueden ser solo declaradas. Los futuros dignos solo lo serán si logramos mantener la autodeterminación como condición sine qua non de la libertad, para una admisión de todas las formas de ciencia y de las fenomenologías, con inteligencia ética y ética de la inteligencia, que van desde los xenobots (en formas de vida y especies enteramente nuevas) de Michael Levin, hasta las resonancias mórficas de Rupert Sheldrake, las ciencias de la precognición y premonición de Julia Mossbridge y Teresa Cheung, los microtúbulos del premio Nobel Roger Penrose y Stuart Hameroff, sin olvidar la inferencia activa de Karl Friston que produce ciencia significativa a partir de la conciencia de un tiempo y filosofía interior de Husserl, hasta el idealismo analítico de Bernardo Kastrup y el pragmatismo de Federico Faggin, cuya descubrimiento del microprocesador lo llevó a niveles de comprensión capaces de una física computacional para una ética de la conciencia que podría unir ciencia y espiritualidad, no sin antes entender a Sebastian Schapis sobre el entrelazamiento mental a través de las ciencias de información cuántica.

La evolución de la saga humana no se detiene en las inteligencias artificiales o de máquina, siempre que el Análisis Crítico y la Erudición converjan para rechazar todas las formas de 'infantilismo' educativo y comunicacional, asumiendo una vigilancia permanente sobre las éticas derivadas de las Tecnologías de la Cognición, sin alienar los métodos y fenomenologías de un pensamiento autodeterminado como condición de libertad.

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