El viaje de Aurobindo Ghose entrelaza espiritualidad y activismo, desafiando las visiones convencionales sobre la conciencia. Mientras que la ciencia moderna a menudo desestima la conciencia como un mero subproducto de la actividad cerebral, las tradiciones indias, particularmente el Advaita Vedanta, la consideran una realidad fundamental que subyace a toda existencia.
En su búsqueda por integrar vida y espíritu, Aurobindo afirmaba: "Nuestro ideal no es retirarnos del mundo, sino conquistar la vida por el poder del espíritu." Esta filosofía lo llevó a co-crear el yoga integral y supramental junto a su compañera espiritual, Mirra Alfassa, conocida como 'La Madre'. Esta forma de yoga combina la sabiduría intuitiva del corazón con la aceptación serena, enfatizando la participación activa del individuo en la evolución de la humanidad.
Las profundas reflexiones de Aurobindo sobre la unidad de la conciencia y la energía destacan la interconexión de todas las formas de vida. Él postuló que el cambio y la permanencia son aspectos de una misma realidad no dual, donde lo divino no es un creador estático fuera del mundo, sino la dimensión creativa del proceso evolutivo.
Nacido en 1872 en India y educado en Inglaterra, Aurobindo se convirtió en una figura prominente en el movimiento de independencia de la India. Sus escritos y activismo político inspiraron a muchos, abogando por la autogobernanza y la resistencia contra el dominio colonial. Después de un año de encarcelamiento, Aurobindo experimentó un despertar espiritual que redirigió su camino hacia la exploración interior y la búsqueda de una conciencia superior.
En 1968, Mirra Alfassa fundó Auroville, una ciudad universal que busca trascender las fronteras nacionales y religiosas. Hoy, Auroville alberga a más de tres mil residentes de diversos orígenes, comprometidos con los ideales de unidad humana y crecimiento espiritual. En su corazón se encuentra el Matrimandir, una cúpula geodésica diseñada como un espacio de meditación, simbolizando la convergencia de la aspiración humana y la conciencia divina.
Mirra Alfassa imaginó Auroville como un lugar propicio para la llegada de la conciencia supramental, donde los individuos pueden cultivar su esencia espiritual y contribuir a la evolución colectiva de la humanidad. Esta comunidad única sigue prosperando, encarnando los principios de paz, armonía y libertad individual.